sábado, 19 de noviembre de 2011

El Espacio y el Lugar. De Yi Fu Tuan.

El espacio arquitectónico y el conciencia, Yi muestra que los espacios solo tiene relevancia cuando se habita.

No me refiero al termino cotidiano de habitar “habito mi hogar”, si no el concepto mas filosófico, en el cual se representan las relaciones que uno como ser pensante, sostiene con diferentes lugares y complejos arquitectónicos que adornan nuestra vida, nos trasladamos de escena en escena, gracias a que transitamos, se podría decir que los caminos son como la tramoya de la cual emerge imponente la arquitectura.

Yi ha acuñado un término que representa mejor dicho habitar, la topo filia, A partir de la raíz griega topos que hace referencia al lugar y filia que hace referencia a la atracción – algo irracional.

Esto me remonta al origen de los jardines de la cultura árabe, en donde cada objeto, articulo, planta, fuente tiene un lugar estrictamente designado por el constructor, (hay que recordar que los árabes tienen un gran legado histórico relacionado con la construcción, solo conociendo a Persepolis construida bajo la visión de Darío 1), estos jardines presentan una forma particular, son un mega tapiz, como el que utiliza el musulmán practicante al comunicarse con Allāh.

Se generando un sentimiento narcosis autoinducido por el habitar dicho lugar, lo cual me transporta la novela con algunas adaptaciones literarias y cinematográficas, “ el jardín secreto”, el convertirá en un refugio, dicho refugia es variable, puede ser tan amplio como el mundo o tan minúsculo como una nuez, de igual manera uno se sentirá como el regente del universo cuando esta hay.

Sin desligarse del habitar, se relaciona estrechamente con los recorridos, desde que comenzamos a vivir, constantemente recorremos nuestro mundo, puede ser solo con la vista, o con el tacto, al recorrer estos espacios nos relacionamos con dichos lugares habitándolos de algún modo, incluso los puentes, pues son una metáfora de acero y concreto en constante oscilación por las cargas que soporta, en algunos casos pasa inadvertidos a nuestra racionalización, pero solo como el resultado de la cotidianeidad del habitar en el rápido mundo contemporáneo.

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